El Gnosticismo "cristiano"

No podemos hablar del Gnosticismo como un grupo herético definido o una creencia concreta. Se trata más bien de un conjunto de ideas paganas iniciáticas, infiltradas primeramente en el judaísmo, y después en su hijo el cristianismo, y que dio lugar a una de las más terribles herejías que se propagaron en los primeros siglos de la fe cristiana. 

Las ideas gnósticas que tan ardientemente denunciaron los apóstoles (por ejemplo Pablo en Colosenses, o Juan en su primera epístola) y que hoy tantos incautos se tragan como históricas por causa de ciertos best-sellers de éxito, tienen una serie de puntos en común:

Los gnósticos enseñaban que Jesús no era realmente Hijo de Dios, ni siquiera que se hubiese realmente encarnado como hombre. Para ellos lo "material" resultaba ser obra de un "dios" imperfecto.

Por otro lado era un culto iniciático. Esto es, por medio del estudio de sus doctrinas, el seguimiento del líder o gurú de turno, y ciertos ritos más o menos complejos, se iba ascendiendo escalones hasta pertenecer a una supuesta élite de iluminados y únicos poseedores de la revelación divina. 

A sus ojos todo lo material era malo, y solo lo que ellos consideraban como "espiritual" era bueno. En este sentido practicaban un dualismo exacerbado. Ya que Dios es Espíritu, y por ello Bueno, Él no podía haber creado este mundo material malo y corrompido en el que vivimos. Es por esto que el apóstol Juan dice en su primera epístola:

"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida —pues la vida fue manifestada y la hemos visto, y testificamos y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó—, lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo" (1ª Juan 1:1-4)

Y más adelante:

"Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del Anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo" (1ª Juan 4:1-3)

En este orden de cosas, se entiende que para los gnósticos la carne es intrínsecamente mala, y por ello no era de extrañar que practicaran la mortificación del cuerpo hasta grado sumo, como Pablo describe en Colosenses:

"Por tanto, nadie os critique en asuntos de comida o de bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados. Todo esto es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Que nadie os prive de vuestro premio haciendo alarde de humildad y de dar culto a los ángeles (metiéndose en lo que no ha visto), hinchado de vanidad por su propia mente carnal, pero no unido a la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivierais en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: «No uses», «No comas», «No toques»? Todos estos preceptos son solo mandamientos y doctrinas de hombres, los cuales se destruyen con el uso. Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría, pues exigen cierta religiosidad, humildad y duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (Colosenses 2:16-23)

Al mismo tiempo, existían gnósticos que precisamente por esto, por la poca importancia que según ellos tenían las cosas materiales y de la "carne", se entregaban sin problemas a la práctica de todo tipo de inmoralidades sexuales, ya que según ellos "solo el espíritu cuenta".

Lo que es necesario hacer ver, es que existían tan grande número de escuelas gnósticas que es casi imposible sintetizar aquí a todas ellas. Sus puntos en común son estas ideas acerca de la carne y lo material como algo malo, y la existencia de todo un mundo de ángeles, potestades angélicas, etc. creados por "El Ser Supremo", y que uno de estos "seres espirituales" fue el creador de nuestro mundo material y "malo" al que legan a denominar "aborto".

Entonces según ellos, en nuestro mundo material quedan aún luces o restos de ese origen espiritual encerradas en nuestros propios seres, que debemos liberar para ser salvos. Para los gnósticos Cristo es un simple "mensajero espiritual" venido a despertarnos de nuestro sueño (nótense aquí las influencia Platónicas y de su famoso "mito de la caverna") y mostrarnos la realidad de las cosas. Por esto declaran los gnósticos que Cristo no pudo tener un cuerpo de carne, sino que lo que la gente creía ver era en realidad un "cuerpo aparente", y además Jesús no nació de una mujer, sino que se manifestó de repente en un momento determinado de la historia humana.

Los gnósticos además decían ser los únicos poseedores del verdadero y único "conocimiento" (en griego "gnosis"), y por ello su culto es de tipo "iniciático" a través de diferentes etapas de saber y conocimiento.

Algunos gnósticos famosos fueron Marción, Valentín, posiblemente los Nicolaítas que menciona el Apocalipsis y algunos grupos de carácter judaizante.

El libro de Ireneo de Lyon "Contra las herejías" constituye todo un alegato contra los gnósticos que todo cristiano debería hoy leer y analizar (si bien cuando habla durante páginas y páginas de los diversos grupos gnósticos de entonces, hoy en día es muy tedioso de leer).

Es en este libro, y a causa de estos herejes, que por primera vez en la iglesia se menciona la sucesión apostólica como garantía de que es por ella que se guarda el depósito de la fe, no con la intención, a mi leal entender, de establecer una sucesión al estilo de la iglesia católico-romana, sino que dado que en ese tiempo aún no se había establecido el Canon de las Escrituras (Ireneo habla de esto en este libro y de la importancia de que los Evangelios sean los cuatro y no más ni menos), usando su lógica entiende que esta sucesión es garantía de ortodoxia.

Desgraciadamente Ireneo combatió un error con otro error de funestas consecuencias para la iglesia en los siglos posteriores.

La iglesia que tanto luchó contra estas ideas, se vio muy influenciada por ellas: el ascetismo monacal y el duro trato que en ciertos grupos católico-romanos se infringe al cuerpo como una medida de someter las pasiones, no son sino manifestaciones del más puro y rancio gnosticismo.

Por otro lado, movimientos dentro del mundo evangélico que propugnan ser adalides de las "nuevas unciones" o "últimas revelaciones" que solo los que están en la "unción" pueden recibir, no están sino cayendo en el mismo error de los gnósticos que, aparcando las Escrituras, trataron de limitar a Dios a sus propios razonamientos y desvaríos tratando de "espiritualizarlo" todo, incluso sus propias locuras.

Creo que no es por casualidad (¡como nada en la Biblia!) que gran parte de los escritos apostólicos traten sobre este espíritu anticristiano y tan pernicioso. Hoy en día debemos estar vigilantes ante los nuevos gnósticos que tratan de racionalizar a Dios o compatibilizar Su Palabra con el pensamiento de este mundo que pasa, o bien lo reducen a un esclavo de ciertos ritos cultistas como el "pensamiento o la confesión positiva", o la "fe en nuestra propia capacidad de generar fe" o monsergas similares.

Al final, el "espíritu" del gnosticismo que aún perdura y trata se infiltrarse en las congregaciones poco fundamentadas en la Palabra y que atienden más a nuevas modas espirituales y visiones y profecías de todo tipo, lo que hace es alejarnos del Jesús real y Vivo, que anduvo en esta tierra, que se hizo de nuestra misma carne, que tocó al leproso para sanarlo, que puede cambiar nuestras vidas; y por contra nos presenta a un "Cristo" super-espiritualizado, lejano, difícil de alcanzar y con el que no podemos (o nos deja de apetecer por estas dificultades) tener comunión: Solo los "ungidos" tienen verdadera comunión con Él (¡incluso dicen en sus libros que le ven físicamente todas las mañanas y cosas similares!), pasan largas horas que tú nunca lograrías en una comunión y oración ferviente reservada solo para los iniciados, etc. etc. (¿Te suenan estas cosas?).

Por otro lado el pensamiento espurio al cristianismo de que hay que mortificar por medio de sufrimientos al cuerpo (cilicios, penitencias, latigazos en la espalda, etc.) y tan difundido dentro de cierta iglesia popular es absolutamente de origen gnóstico.

Este espíritu te aleja de Cristo.

Esta es, querido amigo, una manifestación sutil y mortal del espíritu del Anticristo, según la Biblia.

JPV

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